
“Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva” (Ez 18, 21-28)
El pecado avergüenza, la misericordia divina devuelve la dignidad.
A Jesús lo despojan de sus vestidos, y nos deja su túnica para recuperar nuestra identidad de hijos de Dios.
PENSAMIENTO
Nunca el pecado es mayor que el poder de Dios.
PROPUESTA
Considera que has sido revestido de la naturaleza humana, que asumió Jesús en el seno de María, su Madre.
CUESTIÓN
¿Te miras con los ojos del Creador, quien te hizo a imagen de su Primogénito?